viernes, 19 de octubre de 2012

077-M: Desaparición de Margarita Dolz

Golpes en la puerta
19-10-2012 | Semana de poca actividad en el Tribunal Oral Federal 1. Sólo hubo un testimonio en relación a la Causa 077-M por la cual se indaga la serie de secuestros y desapariciones de mayo de 1978. Miriam Esteve, testigo directa del secuestro de Margarita Dolz, reconoció a Mario Stipech como parte del operativo. El médico del D2 ya había sido reconocido en relación al secuestro de “Tonio” Herrera.

“Vi a esta gente. Cuando me preguntaron por ella quedé helada porque pensé en las nenas, qué les iban a hacer a las nenas, qué me iban a hacer a mí”. Contundente, lineal en relación a los hechos que se investigan, fue el testimonio aportado por Miriam Elisabeth Esteve, amiga desde 1974 de Margarita Dolz, desaparecida de su domicilio de calle Remolcador Fournier en Villanueva, el 17 de mayo de 1978. Por la época, Esteve frecuentaba habitualmente a Dolz y su marido Carlos Castorino, ya que cuidaba a las hijas de ambos, de cuatro y dos años de edad. Testigo directa del secuestro de Margarita, recordó:

“Creo que era miércoles. Salí de mi trabajo y fui a casa de Margarita. Llegué pasadas las nueve de la noche, esperábamos a “Julio” -un amigo-, dejé mis cosas, fumé un cigarrillo. A los diez minutos golpearon la puerta, atendí, las niñas venían detrás. Había luz en la entrada, entraron cuatro o cinco individuos de civil a cara descubierta, pude ver a los dos primeros -uno era alto, el otro medio pelado-, llevaban anteojos comunes de marco grande y falsos bigotes, me llamó la atención que todos usaran gamulanes azules cruzados. El que encabezaba el grupo preguntó sólo por Margarita Castorino. Me cachetearon la cabeza y pidieron que no los mirara”.

Mientras el segundo de los captores encerraba en el baño a las niñas y a Miriam, ella vio cómo sacaban un arma corta y que “Margarita tejía en la cocina, alcancé a verla de reojo por última vez, se paró al lado de la mesa, estaba tiesa. Las nenas gritaban, lloraban, no pude oír nada, esperé a oscuras unos minutos que fueron un siglo. Se abrió la puerta, `no levantés la cabeza´ me dijeron. Distinguí unos zapatos, nos llevaron a una habitación, al rato volvió uno de ellos y dijo `quedate acá, nos llevamos a la piba, somos de la Federal`. Ella ya no estaba ahí”.

“Quedé encerrada en la casa, mi cartera y la suya estaban dadas vueltas, quizás se llevaron su documento”, relató. Una chica vecina que también cuidaba a las niñas se comunicó con Esteve por el fondo de la casa donde había un taller. A ella le pidió que avisara a Carlos -de regreso del trabajo- para que no se acercara al domicilio. Él llegó hacia la medianoche, “se llevaron a Margarita” le informó Miriam, que se marchó “en taxi con las nenas a casa de mis padres, donde estuvieron hasta el sábado. Después, vino desde Buenos Aires, la familia de Margarita y se las llevó”.

Sobre “Julio” -el amigo que esperaban esa noche- Miriam agregó que “era compañero de bowling de Carlos desde un par de años antes, alto, de cabello oscuro, nunca lo volví a ver”. Si bien la testigo desconocía la participación política y relaciones del matrimonio, vio una vez a Daniel Romero -desaparecido- en la casa. Además recordó y reconoció fotográficamente a otros dos desaparecidos esa semana, Raúl Oscar Gómez y Víctor Hugo Herrera, `Tonio`. La vinculación respecto a los secuestros no fue infructuosa: entre las fotos del personal actuante en el Centro clandestino D2 -Departamento de Informaciones de la Policía de Mendoza-, reconoció a Mario Rafael Stipech Quiroga como quien ingresó primero a secuestrar a Dolz en su hogar. Stipech -ya relacionado en la Causa a través del reconocimiento efectuado por María Isabel Salatino, madre de Herrera- era uno de los médicos del D2. Investigaciones previas dan cuenta que Stipech -que perteneció al Cuerpo de Apoyo de Escalafón Profesional de la Policía de Mendoza- y otros médicos atendían a los detenidos tras los “interrogatorios”.

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