viernes, 1 de abril de 2011

Audiencia del 31 de marzo


CAUSA SÁNCHEZ CORONEL (II): Miret, la justicia al banco

Los testimonios de Vicente Antolín y Rosa Gómez aportaron grandes novedades al debate. El de Rosa motivó un pedido de compulsa penal y el de Vicente más elementos sobre la complicidad judicial y empresarial respecto a la represión sobre los trabajadores.

Vicente Antolín

En 1.972, con 20 años, Antolín integraba el cuerpo de delegados del ex Banco Mendoza, donde trabajó hasta el 29 de septiembre de 1.975, fecha de su arresto y reclusión en la antesala de la dictadura. Recién en 1.990 sería reincorporado a su trabajo, hasta el vaciamiento final de la entidad financiera. De aquellos años conoce a Ricardo Sánchez Coronel, también delegado gremial del Banco y desaparecido los primeros días de junio de 1.976. El año anterior había sido de fuerte conflicto gremial por reivindicaciones salariales y se desató la persecución.
Antolín fue detenido en casa de sus padres por un grupo de 8 civiles con orden de allanamiento de la Policía provincial. Días después la casa fue nuevamente allanada en búsqueda de material bibliográfico, reencontrado en 1.985 en un reconocimiento sobre el D2. En ese centro clandestino fue prisionero y duramente golpeado y picaneado hasta el desmayo diez días consecutivos hasta su traslado a la Penitenciaría. Desde septiembre de 1.976 permaneció 3 años en el penal de La Plata y uno en Caseros, hasta 1.980.
Al ser de los primeros apresados por el plan de exterminio, Antolín tuvo conocimiento desde la Penitenciaria que Santiago Illia es desaparecido allí, que Miguel Ángel Gil llega muerto desde el D2 y que Sánchez Coronel fue visto en ese centro, con una pierna en muy mal estado.
El testimonio de Vicente despuntó nuevas aristas de la complicidad de la Justicia Federal con la represión y sus autores. También develó que en 1.975 el D2 ya se encargaba de esa represión, como lo prueban expedientes propios de Inteligencia: la orden de allanamiento sin fundar firmada por el ex juez Miret y ejecutada por el Jefe del D2, Pedro Dante Sánchez Camargo.
En el informe de Tamer Yapur, con una nómina de detenidos a octubre del 76, además de Antolín, figuran Blanco, García y Sánchez Coronel (como “fugado”).
La comprobación del “trabajo coordinado”: Miret lo allanó, lo indagó y fue su “defensor” ante el Juzgado Federal. Allí Antolín es condenado por el juez Guzzo a 8 años de prisión, con el aporte de Sánchez Camargo que declara “anormalidad en la forma de vida del detenido”. Además, quien pidió su procesamiento a la Justicia (y su traslado al director de la cárcel, Naman García),  fue la autoridad militar, Tamer Yapur. Desde entonces queda “a disposición del PEN”.

Antolín se definió como montonero con militancia gremial y política, en relación con los otros frentes, territorial y estudiantil. Los trabajadores bancarios adherían al frente sindical del Peronismo Auténtico. Por eso cree posible que estuvieran vigilados y “cercados” desde el mismo Banco, cuyo directorio, partícipe de una asamblea grande, estaba presidido por Octavio Persio. De allí la persecución, la tortura o el asesinato hacia otros delegados y gremialistas: Sabino Rosales (desaparecido), Blanco, Neglia, Ubertone, Velardinelli, Córdoba, Luna, Savone, Edesio Villegas, Rossi; y la reacción genocida contra la lucha de los trabajadores porque “el objetivo de toda esta generación de los 70 era la transformación social en serio, con la organización de los trabajadores y sus reivindicaciones, a diferencia de la burocracia sindical”.

Las últimas imágenes de Ricardo

Rosa Gómez, convocada inicialmente como “testigo general”, dio más precisiones sobre el secuestro de Ricardo Sánchez Coronel, padre de su hijo y pareja en aquel entonces. Víctima del plan que consistía en eliminar al objetivo y a todo lo que lo rodeaba, Rosa fue secuestrada el mismo día que su compañero, 1 de julio de 1976, y llevada al D2. Fue sometida también al mismo régimen de tortura, pero además por su condición de mujer sufrió sistemáticamente el ensañamiento impiadoso y revulsivo que practicaban con las detenidas.
La última vez que Rosa vio a Ricardo Sánchez fue en los pasillos del D2 cuando era conducido a una sesión de tortura, estaba con los ojos vendados y en condiciones extremas de deterioro. Su ausencia comenzó a sentirla a partir  del momento en que el agente Pablo Gutiérrez Araya, identificado como “pullover bordó”, le ordenó al detenido: “Sánchez, prepará tus monos que te vas”.
Entre las personas que la secuestraron reconoció a Manuel Bustos Medina, “Mechón blanco” agente del D2 señalado e identificado fotográficamente por numerosos testigos. Además de participar en las detenciones, Gómez señaló que este policía también participaba en las violaciones sexuales.
A raíz del relato de la testigo, la querella solicitó la “detención inmediata” del policía Pablo Gutiérrez Araya advirtiendo que existen pruebas suficientes que demuestran su participación en los actos de tortura. “Pullover bordó” será el tercer agente del D2 detenido en este juicio, en enero fueron apresados por su probada participación Julio Lapaz y Rubén González.

No hay comentarios:

Publicar un comentario