Obstinada verdad
02-11-2012 | Desde posiciones muy diversas respecto al terrorismo de
Estado los hermanos Santamaría relataron el día después de la desaparición de
Blanca Graciela: mientras María Florencia permanecía siete años detenida, Luis
Beltrán hacía carrera como abogado sin pulsar resortes en la Justicia Federal por
la vida de su hermana. Rosa Gómez y Víctor Cuello dieron cuenta de los días
finales de Miguel Alfredo Poinsteau, secuestrado, torturado y desaparecido en
el D2.
Por las celdas del D2
“Estuve nueve meses en el D2,
escuché muchas cosas, vi a muchos compañeros pasar. Conocí el manejo de los
espacios, las celdas. Conocí a los policías por sus olores, por el manejo de
las llaves, cuando venían con una sola sabía que venían por mí”. Tal la
experiencia que vivió Rosa del Carmen
Gómez, testigo presencial del paso de Miguel Alfredo Poinsteau Newman,
detenido y quizás asesinado en el centro clandestino situado en el Palacio
policial.
Rosa Gómez estuvo secuestrada
desde el primero de junio de 1976 hasta principios de febrero de 1977. En el
vehículo que la trasladaron iban Manuel Bustos -“Mechón Blanco”- y Julio Lapaz,
dos de sus torturadores en el D2. “No entendía qué pasaba, me hacían
interrogatorios de los que ni remota idea tenía, estaba en un sótano que era
todo un lamento, gente tirada en el piso. Tras la primera tortura vino la
primera violación. Junio y julio fueron los meses más terribles, a (Rosario
Aníbal) Torres y a mi compañero Ricardo Sánchez Coronel los mataban por
defenderme después de lo que me hacían. La resistencia no tenía sentido, lo
mismo me ataban de pies y manos. Me violaron en las celdas, en los baños, en la
sala de torturas, mi alma ya no estaba en mí, era un cuerpo, era imposible”.
“Para noviembre del 76 no había
presos en el D2, la única que estaba era yo”, explicó Rosa. Primero pasó “una
chica rubia que era profesora o maestra y a la cual se la llevó un hombre
rubio”. El posterior reconocimiento fotográfico permitió dilucidar que se
trataba de Elsa Guadalupe Sedrán de Carullo. Luego cayó el grupo de Víctor Cuello,
Miguel Poinsteau, Laura Marchevsky y Rubén Rizzi.
Miguel Poinsteau fue secuestrado
el 4 de noviembre de 1976, ingresaron en su casa y después de varios destrozos
se lo llevaron al Departamento de Investigaciones. El fiscal Dante Vega hizo
constar por registros previos que Poinsteau y Cuello ya habían sido detenidos en otra oportunidad en el D2, el 10 de junio de 1975. Gómez -que reconoció a Poinsteau en su anterior testimonio- asegura que para los
primeros días de noviembre del 76 estuvo en contacto con él y Cuello, en el
área de celdas del D2. Más de treinta años después, conoció el nombre -a través
de un encuentro con Facundo, hijo de Cuello, en motivo del Juicio por delitos
de lesa humanidad en San Rafael en 2010- de quien desesperado, según ella, se
ahorcó en el interior de su celda.
La testigo narró que llegaron a
la madrugada y en el transcurso de medio día, Poinsteau fue torturado tres
veces: “Estaba con mucho terror de que viniera una cuarta sesión de tortura, tenía
mucho miedo, no había forma de sacárselo. Para tranquilizarlo le dije que si
comía y tomaba agua todo iba a estar bien. Cuchicheaban con Cuello. En un
momento escuché dos o tres golpes secos en la parte media de una de las puertas
de las celdas y agua que caía al suelo”. Rosa entendió que Miguel se había
ahorcado, entonces empezó a patalear y a gritar “¡el seis, el seis! Llegaron
los guardias y “Caballo Loco” abrió la celda número seis. Luego escuchó al
mismo guardia decir “¿qué hiciste hijo de puta?”. Corridas, órdenes, cierres
relámpago de mirillas. Nunca pudo saber con certeza qué sucedió. Rosa asegura
que Miguel se suicidó ese día: “Los milicos se movieron rápido, algo grave
había ocurrido”.
Víctor Vicente Cuello supone que a Miguel Poinsteau se lo llevaron
del D2 con vida. Estaban alojados en celdas contiguas cuando escuchó que lo
sacaban los guardias. La secuencia comenzó cuando Víctor se percató de que su
amigo no estaba bien y pidió “ayuda”, “de pronto no lo escuché más, entendí que
estaba con un ataque de asma” describió. Días después le certificaron “del
lugar en donde está es difícil que vuelva”.
Víctor fue detenido en su
domicilio el 4 de noviembre de 1976 por tres policías entre los que distinguió
al “Ruso”, Eduardo Smaha. En el D2, lo interrogaron, lo torturaron, le hicieron
señalar bajo amenaza de muerte fotografías de compañeros. En todas esas
sesiones estuvo presente “El porteño”, que según sus percepciones era el propio
Pedro Sánchez Camargo, jefe del D2.
Su estadía en ese centro
clandestino de detención se extendió por un mes, además de Miguel Poinsteau,
estaban alojados por esos días, Rosa Gómez, Laura Marchevsky, Rubén Rizzi, y
aunque no la vio, supo que por esos días también estuvo Elsa Guadalupe Sedrán
de Carullo. Excepto Gómez, todos los demás estaban dentro de la órbita de
Montoneros.
Detalló diferentes pasajes
vividos en esos años para retratar el despliegue del aparato represivo y el
trabajo de inteligencia que se extendía por fuera de las fuerzas de seguridad.
“Tenían datos muy precisos de todos, conocían cada célula y a cada uno de sus
integrantes” afirmó.
Víctor recorrió el tortuoso
circuito que sufrió gran parte de los presos políticos de Mendoza: D2,
Penitenciaría, La Plata, Mendoza -Consejo de guerra-, La Plata. Salió a fines
del 77. Una suerte con la que no corrió Miguel, que a pocas horas de encontrarse en el D2 le dijo: “de esta no salgo”.
El poder absoluto
Al igual que su madre -Blanca
Lidia Calderón- y el vecino Héctor Toledo, María
Florencia Santamaría afirmó conocer entre los imputados a Juan Agustín
Oyarzábal porque el policía vivía frente a la casa de sus padres, de donde fue
secuestrada su hermana Blanca Graciela el 15 de mayo de 1976, sin que se
conozcan precisiones sobre dónde se la llevaron ni qué hicieron con ella.
Florencia se enteró mucho después de la desaparición de Blanca, ella misma
estaba detenida e incomunicada en la Penitenciaría Provincial desde abril del
año anterior. Recién lo supo una vez trasladada a Devoto, ante la primera
visita de Blanca Lidia, “mi mamá me cuenta que la habían desaparecido, que la
habían sacado de casa”.
Ya en libertad, “mi familia no
sabía mucho más, mi padre hizo averiguaciones, nunca más hubo noticias, sólo el
rumor de una vecina cuyo marido militar había visto en alguna noche a Blanca en
el Comando, en camisón y descalza”. Respecto a Osvaldo Zuin, que
logró escapar de la casa de los Santamaría la noche del secuestro, Florencia
señaló: “figura como uno de los que después pasó por Campo Las Lajas”.
Florencia es un año mayor que su
hermana. Es médica. Ambas estudiaban, militaban en el Partido Revolucionario de
los Trabajadores -PRT-, participaban en la actividad universitaria. Fue
detenida en un operativo en Las Heras por el cual no logró ver ni a sus
captores ni el despliegue, sólo algunos uniformes verdes. Fue llevada a la
comisaría 16. Estuvo presa en distintos penales hasta julio de 1982, cuando
quedó definitivamente en libertad.
De los compañeros y compañeras de
militancia, afirmó recordar al matrimonio de Víctor Sabattini y Lucía
Allegrini, Silvia Campos, Graciela Leda, Eugenio París, Daniel Moyano, los
hermanos Bustamante. “¿Reuniones políticas en casa? difícil, mi papá era de
derecha, él era del Partido Demócrata, nosotros vivíamos su militancia
política, uno aprende también de esas cosas”, agregó.
Florencia Santamaría fue
consultada para que dé su hipótesis respecto a la relación de los diferentes
destinos con su hermana, dijo: “Tiene que ver con el momento del desarrollo
represivo en Argentina. Yo fui detenida en abril de 1975, había algunas normas
de legalidad, mínimas, pero había. Hacia diciembre de ese año se hace cargo el
Ejército y ya no había marco de legalidad. Tenían poder absoluto, eran una
banda de delincuentes que mataban, secuestraban, torturaban sin rendir cuentas
a nadie, con la anuencia de los Tribunales Federales, como en el caso de mi
hermana, por la que presentamos un habeas corpus con firma de mi hermano, y el
(entonces) juez Luis Miret lo rechazó. Alguien tenía que tener a mi hermana”.
Para conocer en detalle cuáles
fueron las averiguaciones que pudieron hacer los familiares directos de Blanca
Graciela, fue citado a declarar Luis
Beltrán Santamaría, su hermano mayor.
En el momento del secuestro ya se
desempeñaba como abogado. Fue él quien redactó el habeas corpus que rechazó
Luis Miret como miembro de la Cámara Federal, alegando que las fuerzas de
seguridad no estaban vinculadas al hecho. Este no fue el único intento
frustrado de la familia por averiguar el paradero; sin embargo el testigo
reveló un llamativo desapego a la búsqueda.
Si bien perteneció a círculos en
donde, se supone, circulaba información sobre los desaparecidos, Luis
Santamaría se apartó del tema. Hizo su secundaria en el Liceo General Espejo. Desde 1972 pertenece al Partido Demócrata -brazo político administrativo de la
dictadura militar, aún en democracia-, mantuvo contacto cercano con letrados
identificados como cómplices de la dictadura, no obstante su desconocimiento se
mantiene intacto hace 35 años. “No tuve esa preocupación” respondió reiteradas
veces.
Consultado por su vínculo con los
camaristas Miret y Romano -ambos destituidos por complicidad en delitos de lesa
humanidad- dijo que con ellos tuvo relaciones profesionales pero con el ex juez
prófugo de la justicia lo une una relación más personal.
Como cierre de su testimonio
eligió remarcar que como conjuez le hizo lugar a la medida cautelar que
presentó Miret luego de que fuera expulsado de la Universidad Nacional de Cuyo,
por cómplice de la represión, por razones que le competen como funcionario
judicial.
Una más y van…
Ni el imputado Fernando Morellato
-que pidió permiso para ausentarse- ni sus defensores presenciaron puntualmente
el debate vinculado a los hechos que al ex policía se le atribuyen. El fiscal Vega
pidió se asegure tanto la presencia de los abogados defensores del acusado como
la del mismo imputado. A su vez, las querellas reforzaron el pedido respecto a
que los imputados estén presentes en la sala, maximizar los controles médicos y
sumar al cuerpo de médicos un profesional que represente a los organismos de
Derechos Humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario