Compromisos por la verdad
20-09-2012 | Cuatro
testimonios claves se conocieron en relación a las desapariciones forzadas de
grupos de personas en diciembre de 1977 y mayo de 1978. Sobre Juan José
Galamba, Sonnia De Monte trazó el recorrido del cuaderno escrito para sus hijos
y resignificó los pueblos y compañeros del sur. Emilio Vernet reconoció pertinencias
de los desaparecidos y otros perseguidos
antes del Mundial. Dora Gordon aclaró puntos sobre los secuestros de Mario y
Gustavo Camín. Hilda Abraham -que cobijó a los hijos de Néstor Carzolio y
Nélida Tissone- dio detalles del secuestro de la pareja, en lo que fue el
inicio de la ronda testimonial de la Causa 085-M.
Vilma Sonnia De Monte: La
inmensidad de los afectos
Escritora, actriz, docente, Sonnia nació y creció en el “monte virgen”
de General Alvear, en la zona rural de Bowen. Eran pueblos donde había la posibilidad de acceder a la Biblioteca, al
Centro Cultural de la zona, en espacios donde se aprendía a “compartir, a crear
lazos de solidaridad, lugares especiales de gran formación intelectual y
política, de acercamiento profundo entre todos”. Para anclar su historia, la de
Juan José Galamba y la de “tantos compañeros del sur”, Sonnia cree “inevitable
la referencia al origen y a las circunstancias del entorno”, de lo que “ya no
sucede, la separación entre la gente y los afectos es inmensa, vivimos lo
sufrido, la bibliotecaria sufre una tremenda soledad”.
Sonnia conoció a Juan José -oriundo de “La Marzolina”- por ser amigo
de Daniel, su hermano mayor y porque se convirtió en su padrino en la escuela
secundaria: ellos fueron “mis referentes, mis maestros, cuando estoy confusa
son mi guía aún”, dijo.
Los hermanos De Monte sobrevivían al
golpe de 1976 en Mendoza. Por pedido de un compañero de su hermano, Sonnia
accedió a establecer una cita con Juan José en clandestinidad, porque portaba
algo importante que tenía que proteger. El encuentro se produjo hacia marzo de
1977, en Godoy Cruz, a la vera del zanjón Maure, en las inmediaciones de calles
Paso de los Andes, Lorenzini y Antártida Argentina. Lo esperó sentada en el
cordón hasta que reconoció su silueta y se acercó a ella. Lo encontró mucho más
flaco y con una mirada de tristeza que “no me la olvido nunca, era tan
diferente a mi padrino de la secundaria”. Lo primero que él le preguntó era si
estaba nerviosa. “Era una mezcla de emociones, de cariño, preocupación”.
Finalmente Juan José sacó un cuaderno Gloria y le preguntó si se atrevía a
llevárselo, porque era “para sus hijos, me dijo sus nombres, que Alicia estaba
detenida”. Sonnia aceptó.
De la actividad de Galamba sólo supo que estaba complicadísimo,
hablaron de la desaparición de José Valeriano Quiroga, otro amigo del pueblo
-quien se sospecha fue desaparecido en el centro clandestino “El Vesubio”- y de
Carlos Oscar Martín. Por trabajos de reconstrucción en los que Sonnia colaboró
con el MEDH (Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos) y como correctora
del libro “Hacerse cargo”, concluyó que para la época Galamba vivía con las
compañeras Ana María del Moral -asesinada- y Gisela Tenenbaum -desaparecida-,
en calle Italia de Godoy Cruz. Respecto a su lucha y su destino dijo: “Mucho
tiempo trató de sobrevivir. Con él hicieron una cruel cacería”.
En 2006, por causa de una marcha en repudio al treinta aniversario del
terrorismo de Estado, Sonnia conoció a Alicia Morales y sus hijos. “Respiré más
tranquila porque supe que el cuaderno llegó, recién ahí lo pude leer, ellos me
lo permitieron. Relaciono con el principio, con afectos inconmesurables, nada
de cuestiones heroicas entre tanto horror, simplemente responder a un afecto, como
a alguien de mi familia, su familia”.
De Monte, su hermano Daniel y un
amigo suyo, Eduardo Caranza, fueron detenidos ilegalmente una madrugada de
noviembre de 1977, en su departamento de calle México de Godoy Cruz. Fueron
llevados a la comisaría 27, en un camión del Ejército, por personal de la VIII
Brigada de Infantería de montaña. La casa “fue dada vuelta”. Una vez separados
por celdas, llevaron a Sonnia a una oficina en donde estaba el que comandaba al
personal policial, un teniente que le hizo preguntas despreciables, agresiones
verbales de índole sexual y la tironeó de los brazos para ver si tenía
pinchazos. Le dijo que probablemente ella y Caranza saldrían, pero no Daniel: si no tenían nada, lo iban a acusar por prostituirla. De nuevo en la
celda, un policía ingresó y la amenazó con provocaciones agraviantes. A la
noche fueron liberados. Tres citaciones de la 27 recibió luego Sonnia: en la
primera se le presentó el oficial que la había agredido, a la segunda no fue y
en la tercera -en pleno curso de inglés de los policías en vísperas del Mundial
1978- el comisario minimizó las denuncias de la joven.
Las amenazas sufridas por su familia
no cejaron hasta hoy. Sonnia repasó el lejano llamado telefónico anónimo recibido
por sus padres, que decía que ellos estaban detenidos. Su padre logró que el
operador le diera el origen del llamado: la vecina Nelly Emilio, delegada
municipal hasta no hace mucho tiempo en Bowen. “Con el terror espantoso crecimos
todos, pero sobre todo mi hermano menor. La persecución ideológica en los
pueblos chicos, por portación ideológica es muy fuerte”. Por último agregó que
Fernando Enrique De Rosas –instructor del Centro de capacitación
contrasubversivo en 1978- y su esposa, la increparon en su lugar de trabajo en
2011.
Último encuentro con Juan José Galamba
Último encuentro con Juan José Galamba
Persecuciones
Dora Gordon: Los cuentos
La doctora Gordon, madre de Mario Camín y ex esposa de Gustavo,
asistió con 91 años a testimoniar por sus desapariciones. El Tribunal resolvió
dar lectura de las sucesivas denuncias y declaraciones efectuadas por la
testigo ante la Justicia Federal y la CONADEP. De ello Gordon ratificó:
Mario y Gustavo fueron secuestrados la noche del 22 de mayo de 1978. Primero
su hijo -que había salido en auto rumbo al cursado nocturno en la Universidad
Tecnológica Nacional (UTN)- e inmediatamente después -hacia las 22:30 hs-
Gustavo, en el departamento allanado y saqueado de calle Patricias Mendocinas.
Dora supo lo sucedido por una empleada suya y por Ana María Del Olio. Días posteriores
un llamado anónimo de un estudiante de la UTN le informó que cuatro personas
abordaron a Mario en la playa de estacionamiento de la Facultad, dos se lo llevaron
en un vehículo y los otros se fueron en el R6 hacia el departamento, presuntamente
tras el padre. “Al auto se lo llevó la policía. Como a las cosas de valor, se
repartían todo, se repartían los hijos”, señaló Dora, que también aseveró que
un sobreviviente del D2 habría visto a Mario en ese centro clandestino. En 1985
Gordon declaró que el anónimo no había sido tal, sino que la llamada telefónica
la hizo Alberto “Cholo” Monserrat, testigo junto a Horacio Liendro del
secuestro en la UTN.
La búsqueda de la mujer estuvo desde entonces entorpecida por
mentiras, pistas falsas, “cuentos” y abusos de agentes de la represión y de
civiles tras su dinero. Mario “Gordo” “Calefón” Ferri -ligado a las esferas
militares- traía “buenas noticias” a los familiares en 1979: los Camín estaban
“en La Plata, próximos a disponibilidad del Poder Ejecutivo Nacional”. El
funcionario del Ministerio del Interior, Eduardo Manolio, le confirmó el “dato”
a través de un listado de sobrevivientes. El Comandante Julio Francisco Sosa
dijo a Dora: “los tenemos, están en Córdoba, en La Ribera o en La Perla”. En la
Compañía de Comunicaciones, el sargento Eduardo “Bomba” Romero le insinuó que
ambos estaban muertos. “Jugaban con la desesperación”, resumió Dora.
Vernet prestó testimonio en el marco de las indagaciones por los
secuestros y desapariciones de Gustavo y Mario Camín, Margarita Dolz y Raúl
Oscar Gómez. Ex-estudiante de la UTN, fue compañero y amigo de Juan José
Galamba -con el que confluyeron acercándose en la Juventud Universitaria
Peronista (JUP)-, Margarita Dolz, Alfredo Escámez, Gisela Tenenbaum, Alejandro
Dolz, Osvaldo Rosales, Daniel Romero, Ignacio Mamaní, Víctor Hugo Herrera:
“pasamos hermosos momentos con asados, fiestas, teníamos participación política",
relató. El grupo se conocía de la UTN y del Partido Socialista de Vanguardia (PSV).
Fue vecino de Mario Camín y sabía de su amistad con Galamba.
Sobre los años en la UTN, Vernet recordó que formaron una agrupación
en la facultad, en referencia a AUP. Ratificó la presencia de grupos de
ultraderecha como la CNU -Concentración Nacional Universitaria- y recordó
integrantes: “Roberto Lucas, Fredy Fernández, (un joven de apellido) Mendoza,
Jean Paul Burlot y Oscar Vallardi". No le "consta" que hayan
brindado información para operativos, sin embargo "no tiene dudas"
que debió ser así: “Iban armados, metían miedo, ¿quién pudo matar a Mario Susso
y Susana Bermejillo?, eso venía de adentro de la facultad”. A mediados de 1976
recibió las peores novedades: el secuestro de Alicia Morales y otras personas
que estaban con ella, la detención de Eduardo Morales -su cuñado- en un
operativo que lo tenía a él como objetivo, también "que mataron a
Francisco Urondo".
Isabel Navarro -esposa de Vernet- y Susana -hermana de Isabel- también
conocieron a Galamba. Sus padres le facilitaron pasar noches en el auto porque
la casa ya había sido allanada ilegalmente. Para entonces -fines de junio de
1976- Emilio e Isabel huyeron de la persecución de las fuerzas represivas.
Sobre el secuestro de su amigo sabe lo que después consideró: "Tengo
la sensación de que quienes militamos en el PSV prestamos el cuerpo" por
todo lo sucedido en 1978. Dijo que "encontrar a Galamba" no podía ser
la única conexión, por eso relacionó los operativos con la preparación del
Mundial. Con marcada emoción, el testigo expresó: "Galamba era un
hombre... un muchacho que sólo quería sobrevivir".
El destino de los compañeros, el Mundial y Galamba que quería sobrevivir
Hilda Abraham: Operativo “Escoba”
El destino de los compañeros, el Mundial y Galamba que quería sobrevivir
Hilda Abraham: Operativo “Escoba”
Comenzaron los testimonios por la causa 085, por la cual está imputado
Paulino Enrique Furió, entonces Jefe de Inteligencia del Ejército con funciones
en el Comando de la VIII Brigada de Infantería de Montaña. El represor
presencia las audiencias mediante videoconferencia, desde el Consejo de la
Magistratura. En la causa se investigan las desapariciones del matrimonio de
Néstor Carzolio y Nélida Tissone; de Alberto Jamilis, Rodolfo Vera; y de Walter
Domínguez y su esposa Gladys Castro, embarazada de 6 meses.
Romina Ronda, abogada querellante por el gobierno de Mendoza, sumó a
las fotos de las víctimas que constan en la causa, una imagen del también
desaparecido Jorge Fonseca. Se intentará probar que todo el grupo fue víctima
de un único y mismo operativo nacional denominado "Operativo Escoba"
que tuvo como objetivo a militantes del Partido Comunista Marxista Leninista
(PCML).
El primer testimonio lo brindó Hilda Fanny Abraham Torres, que vivía
con su abuela, en calle Boulogne Sur Mer de Godoy Cruz. En la parte posterior
de su casa, en un departamento, vivían Néstor Carzolio y Nélida Tissone con sus
dos hijos. Carzolio y Tissone eran oriundos de Berisso, provincia de Buenos
Aires, llegaron en 1976 a Mendoza. Néstor montó una mimbrería en Guaymallén,
lugar que hizo las veces de sede del PCML. Nélida era docente.
El 5 de diciembre de 1977 fueron secuestrados de su domicilio.
Alrededor de las 21.30, un grupo de personas de civil, disfrazadas y armadas
interceptaron a Nélida cuando volvía a su casa con su hija de 6 años. Las
amordazaron y metieron en la casa. Néstor y el hijo de 2 años corrieron la
misma suerte. El departamento fue saqueado. Al momento del secuestro, en la
casa de adelante estaba Lucía Tomás, abuela de Hilda, muy asustada. Dijo a su
nieta que los secuestradores se llevaron al matrimonio en la camioneta Peugeot
blanca de ellos. Allí también subieron la moto de un visitante ocasional de la
pareja. En un visado de las fotos de las víctimas, Hilda reconoció que el
visitante "podría" tratarse de Jorge Fonseca. Hilda -embarazada en
ese momento- corrió al departamento vecino y encontró a los hermanitos
acurrucados y muy quietos, con la boca encintada. Los llevó a su casa. Más
tarde hizo la denuncia en la Seccional 27 de la Policía de Mendoza, según
consta en el libro de novedades.
El hijo y la hija de Néstor y Nélida quedaron a cargo de Hilda -a través de su madre porque ella era menor de edad- hasta que ubicaron a la familia de Nélida, en Berisso. Hasta hace una década atrás, Hilda conservó el contacto con la madre de Nélida. En reiteradas ocasiones, la familia Tissone agradeció a Hilda todo lo que hizo por la niña y el niño, cómo los cuidó y rescató.
El secuestro de Carzolio y Tissone y el destino de sus hijos
El hijo y la hija de Néstor y Nélida quedaron a cargo de Hilda -a través de su madre porque ella era menor de edad- hasta que ubicaron a la familia de Nélida, en Berisso. Hasta hace una década atrás, Hilda conservó el contacto con la madre de Nélida. En reiteradas ocasiones, la familia Tissone agradeció a Hilda todo lo que hizo por la niña y el niño, cómo los cuidó y rescató.
El secuestro de Carzolio y Tissone y el destino de sus hijos
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